¡Hola a todos! Acá va la tercer parte de la historia. Tenía pensado subirla ayer pero Blogger no funcionaba...
-Vamos a ponernos por acá andre- le sugirio Alejandro a su pareja.
-Dale dale. Vení javi sentate con nosotros.
-¡¿Qué haces?! Alejame ese chupado de acá.-
-No te hagas problema, vengo porque otro lugar no hay, sino escaparía...
Terminada la pequeña discusión de amigos el cura empezó su trabajo.
La habitación era espaciosa. Opuesto a la puerta de entrada, se encontraba el cajón de Gabriel. Alejandro, Andrea, y Javier estaban situados en unos asientos cerca de la puerta.
-Apenas estén todos un poco distraídos nos vamos.- sentenció Alejandro.
El ambiente no mejoraba para nada, algo extraño había. ¿Qué era? Nadie se explicaba por qué, pero se sentía. Hasta que...
-Mami mami- dijo un nenito que se encontraba en mitad de la habitación- ¿Por qué todos están tristes?
-Hablá más despacio Alan- susurró su madre- la gente está triste porque murió un familiar de ellos.
El nene se encontraba confundido. Miraba el cajón, se confundía. Miraba a la esposa de Gabriel, y se confundía más... Miraba a la gente a su alredodor y nada cambiaba. Alan esperaba que alguien le de una explicacion.
-Mami me voy a caminar- dijo como quien quiere la cosa mientras sacaba un papel de su saquito y lo colocaba en el bolsillo trasero de los pantalones.
La madre asintío con un gesto. Y le hizo una señal apoyándose el dedo índice en los labios, dándole a entender que mantenga la boca cerrada.
Muy educadamente pedía permiso cuando tenia que pasar entre los asientos. La gente accedía, aunque algunos...
-Qué cosa traer a estos mocosos- exclamó una mujer de avanzada edad.- Estos padres de hoy que no pueden mantener sentados a sus hijos unos minutos, cuando yo tuve a...!
-¡Bueno señora disculpe! Disculpe las molestias causadas por mi hijo- dijo muy ironicamente Javier- no volverá a ocurrir.
Tomó al niño de la mano y se lo llevo afuera.
Continuaron por el sendero que se habia formando en el medio para que la gente pueda pasar. Abrió la puerta y salieron al pasillo. Caminaron hasta el final y salieron a un patio grande. Como era una de esas casas antiguas tenía el patio a la entrada. Tenía unos diez metros de largo y unos seis de ancho. Un hermoso patio al que Gabriel destinaba muchas de sus tardes a mantenerlo.
-Asique sos papá ahora- dijo riendose Andrea.
-JA JA, no soporto escuchar a esa vieja- dijo furioso Javier.
Se habían cansado y se estaban yendo. Estaban bastante mal por como iba el funeral pero sabían que no podían interceder en como se llevaba a cabo.
Le despertó curiosidad a Alejandro.
-¿Cómo es tu nombre chiquito?- le pregunto mientras se agachaba para ponerse a su altura.
-Me llamo Alan, soy vecino de Gabriel, tengo doce años, voy a cuarto, mi mama se llama...-
-¡¡Bueno bueno bueno, queria saber tu nombre solamente!!.
-Ah- dijo el chico.
Se tocó el bolsillo de atrás de los pantalones mientras se encaminaba para volver al salón.
El escolar estaba vestido para la ocación. Todo el conjunto era nuevo. Se notaba que se lo habían comprado recientemente.
-Se te cae el papel-dijo Andrea.
El nene se preocupó como si lo hubiesen enganchado haciendo una travesura. Tomó el papel con sus manos lo volvio a doblar y lo guardo bien en sus pantalones.
-¿Se puede saber qué dice? - preguntó Andrea, poniendo cara como si era una carta de una noviesita.
-¡NO! ¡No se puede! ¡El señor me dijo que se la de a quien yo crea que la necesite! - contestó el chico.
-¿Quién es ese señor Alan? - preguntó la señorita para ver si calmaba al muchacho.
-¡El señor Gabriel!.
Quedaron congelados ante la contestación del muchacho... El ambiente definitivamente iba a cambiar.
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